FT Nº 98 “Quiero recordar a esos “exiliados ocultos” que son tratados como cuerpos extraños en la sociedad. Muchas personas con discapacidad “sienten que existen sin pertenecer y sin participar”. Hay todavía mucho “que les impide tener una ciudadanía plena”. El objetivo no es sólo cuidarlos, sino “que participen activamente en la comunidad civil y eclesial. Es un camino exigente y también fatigoso, que contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de reconocer a cada individuo como una persona única e irrepetible”
El Papa Francisco marca como un eje vertebral en FT. el reconocimiento de la dignidad de la persona en todas sus dimensiones, esa persona que es mi hermano, nuestro hermano… y nos hablará en distintos números de la “Cultura del descarte”, del peligro de descartar a esas personas que no tienen voz, por tantas razones…
También en tiempos de Jesús había personas en situación de descarte, de no contar para la sociedad por su situación, por su discapacidad, ya fuera por salud, por “extranjero”, porque estaba fuera de los parámetros de la sociedad de la época.
Podemos ver el paralelismo en el Evangelio de
(Mc 1:40-45) “Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio. Entonces le encargó rigurosamente, y le despidió luego, y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos. Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.”
La lepra era una enfermedad incurable y muy contagiosa. La persona que llegaba a tenerla quedaba terriblemente marcada y queda excluida de la sociedad, quedaba “descartada”. Nadie se acercaba a un leproso, sin embargo Jesús se acercó al leproso y le tocó y quedó sano
“Jesús, teniendo misericordia de él” El Señor constantemente tomaba la condición de los afligidos como una “preocupación muy personal”.
Esta es la enseñanza de Jesús, desde la misericordia, la cercanía, hacia el hermano, más necesitado, aquel que no cuenta hoy. Y es la llamada del Papa que nos hace a nosotros :