15 Noviembre 2021
fratelli tutti 253
El Papa Francisco, siempre en la línea de ayudarnos a fortalecer los lazos de fraternidad, el poder llegar a esa realidad soñada “Que todos sean uno”, que lleguemos a sentirnos y ser “Todos hermanos”, nos indica qué hemos de evitar para llegar a ese objetivo:
En estos últimos números de la Exhortación Fratelli Tutti que abarca los números 250
al 270, te invitamos a leer de manera pausada, por su importancia y su densidad,
“Renunciar a ser poseídos por la fuerza destructiva que los ha perjudicado” (…) porque la venganza no resuelve nada” (FT251).
“En el ejercicio de la justicia, por las estructuras de poder del Estado, no puede haber diferencias raciales, confesionales, nacionales o políticas” (FT253)
“La injusticia de la guerra”. “Hay quienes buscan soluciones en la guerra. (…) La guerra no es un fantasma del pasado, sino que se ha convertido en una amenaza constante. La guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente” (FT 256-257)
“Toda guerra deja al mundo peor que como lo había encontrado. La
guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación
vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal” (FT261)
“la pena de muerte” Hoy decimos con claridad que la pena de muerte es inadmisible y la Iglesia se compromete con determinación para proponer que sea abolida en todo el mundo” (FT263)
La paz es indispensable para vivir la “amistad social”, para llegar a convivir como hermanos, respetando las diferencias y siempre la dignidad humana, es el mismo Jesús, tantas veces en el Evangelio nos muestra ese camino de fraternidad: “Mi paz le dejo, mi paz les doy….”, “Como el Padre me amó” “ permanezcan en mi amor” “los poderosos los oprimen, no sea así entre ustedes…” Termina este capítulo de la Exhortación el Papa Francisco, animándonos una vez
más:
“A los cristianos que dudan y se sienten tentados a ceder ante cualquier forma de
violencia los invito a recordar aquel anuncio del libro de Isaías: “Con las espadas forjarán arados”. Para nosotros esa profecía toma carne en Jesucristo, que frente al discípulo cebado por la violencia, dijo con firmeza: “¡Vuelve tu espada a su lugar!, pues todos los que empuñan espada, a espada morirán” (MT 26,52). Esta reacción de Jesús. Que le brotó del corazón, supera la distancia de los siglos y llega hasta hoy como un contante reclamo” (FT270)