Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación

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14 Octubre 2021

Fratelli tutti 127

FT 127 “Si se acepta el gran principio de los derechos que brotan del solo derecho de poseer la inalienable dignidad humana, es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos. Este es el verdadero camino de la paz y no la estrategia carente de sentido y corta de  miras de sembrar temor y desconfianza ante amenazar externas. Porque la paz real y duradera solo es posible “desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana”


Siguiendo con esta idea tan sublime de la paz como un bien necesario para que podamos ser y sentirnos hermanos, formando “una familia humana”, en nuestro caminar por la Exhortación, hemos de volver a lo que el Papa Francisco nos dice en el nº 127 “es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos”


Siguiendo con esta idea tan sublime de la paz como un bien necesario para que podamos ser y sentirnos hermanos, formando “una familia humana”, en nuestro caminar por la Exhortación, hemos de volver a lo que el Papa Francisco nos dice en el nº 127 “es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos”

Entre todos hemos de buscar caminos éticos de justicia y solidaridad, que respete la dignidad humana, no se cansa de repetirnos “Porque la paz real y duradera solo es posible “desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana”


La paz y el deseo de paz, era el saludo habitual de Jesús, también hoy nos la ofrece como un bien supremo, como también diría San Juan XXIII, “la paz es el bien supremo”, en palabras de Jesús: “La paz os dejo; mi paz os doy. Yo no la doy como la da el mundo. No os angustiéis ni os acobardéis” (Jn 14,27); “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9)


El camino hacia la paz no implica homogeneizar la sociedad, pero sí nos permite trabajar juntos” (FT228)


“Hay una “arquitectura” de la paz, donde intervienen las diversas instituciones de la sociedad, cada una desde su competencia, pero hay también una “artesanía” de la paz que nos involucra a todos” (FT231)



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