La solidaridad es uno de los fundamentos de lo humano y lo social. Se «expresa concretamente en el servicio que puede adoptar formas muy diferentes y asumir para sí mismo el peso de los demás; es en gran medida cuidar de la fragilidad humana» (n. 115). Esta solidaridad demostró estar ausente y sólo después ser eficaz en la lucha contra la Covid-19. Impide que la humanidad se bifurque entre “mi mundo” y “los otros”, “ellos”, ya que «muchos dejan de ser considerados seres humanos con una dignidad inalienable, y pasan a ser sólo ‘ellos’» (n.27). Y concluye con un gran deseo: «Ojalá que al final ya no estén ‘los otros’ sino sólo ‘nosotros’»(n.35).