Las personas mayores tienen sabiduría acumulada, “al mirar atentamente la vida, saben de modo instintivo lo que hay detrás de los hilos enredados y reconocen lo que Dios hace creativamente aun con nuestros errores” (CV 198). Si tenemos experiencia de compartir la vida con ancianos, sabemos que es cierto. Descubrimos que tienen cierta intuición, que saben ver más allá, en lo que comunicamos, que nosotros mismos. Es genial compartir la vida con personas adultas, mayores, sabias… porque te abren un horizonte ante ti, un horizonte profundo, inabarcable….
“Caminar juntos, jóvenes y ancianos, nos posibilita aprender de la historia y sanar heridas, alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas. Unidos, aprendemos unos de otros” (CV 199).
Las raíces son un punto de arraigo que nos permite desarrollarnos y responder a los nuevos desafíos, asumamos con realismo y amor nuestra cultura y llenémosla del Evangelio. Somos enviados HOY para anunciar la Buena noticia de Jesús. Hemos de amar nuestra hora con sus posibilidades y riesgos, con sus alegrías y dolores, con sus riquezas y sus límites, con sus aciertos y errores.
Los jóvenes no deberíais caer en el error de pensar que los adultos son un pasado que ya no cuenta, que caducó. Tampoco los adultos, deberíais pensar que sabéis siempre cómo deben comportarse los jóvenes.
¿Cuál es mi postura ante los jóvenes o los adultos? ¿Cómo los considero?.
“La Iglesia es una canoa, en la cual los viejos ayudan a mantener la dirección interpretando la posición de las estrellas, y los jóvenes reman con fuerza imaginando lo que les espera más allá” (CV 201).
CRISTO VIVE “Una combinación maravillosa"
La convivencia intergeneracional hoy, resulta no pocas veces difícil, en ocasiones imposible. Preguntémonos porqué, cuál es el obstáculo. Seamos valientes, descubramos la oportunidad que brindan el joven y el anciano. Son riqueza recíproca.
El Papa Francisco hace una consideración, en mi opinión muy acertada, “si los jóvenes y los viejos se abren al Espíritu Santo, ambos producen una combinación maravillosa” (CV 192). Ellos se complementan. Los ancianos pueden compartir, narrar, aportar los recuerdos construidos a lo largo de su vida, la experiencia de tanta vida, la sabiduría de los años. Los jóvenes, si conocen, si han escuchado esta vida, que es don, pueden mirar un horizonte abierto, que les ofrece caminos para andar y proyectos para desarrollar.
“Todos hemos recibido, antes de nacer, de parte de nuestros abuelos, la bendición de un sueño lleno de amor y de esperanza. Aunque, el primer sueño que precede y acompaña toda nuestra vida es el sueño de Dios. Es bueno recordar, pasar por el corazón, esta bendición extendida de generación en generación, tenemos la responsabilidad de mantenerla viva y transmitirla también nosotros” (CV 194).
Hay una sabiduría transmitida de generación en generación, como decía en el artículo anterior, que no la podemos encontrar en las páginas web, en las redes sociales…, no puede encerrarse en el amplio mundo digital. La sabiduría que necesitamos para la vida está en las narraciones de los ancianos, en la sabiduría acumulada de sus años.
Vosotros jóvenes, ¿dedicáis tiempo a aprender de los ancianos? ¿Os sentáis al lado de vuestros abuelos, padres, personas mayores que son referentes… a escuchar los capítulos de su experiencia de vida? Ellos enseñan más que internet y los libros.
A los mayores y adultos, el Papa Francisco encomienda “ser guardianes de la memoria” (CV 196). No os canséis “de enseñarles que se experimenta mayor alegría en dar que en recibir, y que el amor no se demuestra solo con palabras, sino también con obras.” (CV 197)
CRISTO VIVE "Una sabiduría de generación en generación"
CRISTO VIVE "Jóvenes con raíces"
CRISTO VIVE "Instrumentos de paz y esperanza."
CRISTO VIVE "Mantén la conexión"