FT Nº 98 “Quiero recordar a esos “exiliados ocultos” que son tratados como cuerpos extraños en la sociedad. Muchas personas con discapacidad “sienten que existen sin pertenecer y sin participar”. Hay todavía mucho “que les impide tener una ciudadanía plena”. El objetivo no es sólo cuidarlos, sino “que participen activamente en la comunidad civil y eclesial. Es un camino exigente y también fatigoso, que contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de reconocer a cada individuo como una persona única e irrepetible”
El Papa Francisco marca como un eje vertebral en FT. el reconocimiento de la dignidad de la persona en todas sus dimensiones, esa persona que es mi hermano, nuestro hermano… y nos hablará en distintos números de la “Cultura del descarte”, del peligro de descartar a esas personas que no tienen voz, por tantas razones…
FT 92-94
“La altura espiritual de una vida humana está marcada por el amor, que es el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o negativa de una vida humana” (…) Todos los creyentes necesitamos reconocer esto: lo primero es el amor, lo que nunca debe estar en riesgo es el amor, el mayor peligro es no amar”
Si queremos tomarnos el pulso de nuestra calidad espiritual, tendremos que medir el amor; el amor que sentimos hacia los demás, el amor que ponemos en los gestos, en los actos, en la mirada, en la palabra, el amor es lo que da sentido a todo lo que somos y hacemos “Si no tengo amor, no soy nada” dirá San Pablo (1Cor 13, 1-13), el amor es “comprensivo, es servicial, todo lo tolera, no tiene envidia, no se engríe…”
(FT 30) “En el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas (..) El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver la esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro”
En estos números del FT que nos ofrece el Papa Francisco, si nos quedamos en una mirada objetiva de la realidad, parece que nos deja con un sentimiento de impotencia: “el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas…”