Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación

Testimonios > “Descálzate que el lugar que pisas es tierra sagrada” (Ex 3, 5)

Foto
1
21 Julio 2017

“Descálzate que el lugar que pisas es tierra sagrada” (Ex 3, 5)


   Esta invitación que hizo Dios a Moisés en un determinado lugar y en una experiencia muy particular, siento que hoy también a mí como animadora vocacional me la hace. Durante este tiempo en el que surge en mí el deseo de trabajar por la pastoral vocacional voy descubriendo que es Dios mismo quien marca los tiempos, uno simplemente es un instrumento en sus manos. Por eso, me llena de paz el hecho de estar siempre abierta y disponible a los posibles cambios, los aprendizajes que me indican que nada está acabado, el proyecto de Dios para crear la cultura vocacional, es siempre novedoso.


   Por eso, descalzarse para mí hoy implica entrar en la tierra de la otra persona, del joven con humildad, tomando conciencia de que el otro es presencia de Dios, es digno y merece respeto. Me ha encantado, y me quedo maravillada cuando desde la realidad juvenil, viene un adolescente o un joven a compartir la experiencia sagrada de Dios en su vida, precisamente tomo conciencia que ahí donde muchas veces vemos terreno árido o pedregoso resulta que Jesús lo está convirtiendo en una tierra fértil.


   Pisar la tierra sagrada, viene siendo para mí ese lugar donde Dios genera experiencia, crea vínculos, mueve voluntades. No podemos tener miedo, ante un mundo tan absorbente y despersonalizante, es cuando más debe crecer en nosotros la esperanza de que si es posible hablar de Dios, presentarlo como el único capaz de llenar vacíos, de dar plenitud a la vida.


   Si vemos a Moisés, él estaba satisfecho de lo que había logrado en su vida, pero, sentía que necesitaba algo más, sabía en el fondo que Dios le tenía una misión, he ahí la razón por la que fue capaz de abrirse a la escucha de Dios. En ese escuchar, encontró la razón para luchar, se metió en líos.


   Moisés fue un hombre de procesos, se perdonó, maduró y su fe en Dios le llevó a comprometerse por su pueblo. La vocación es un don para los demás, es un camino para que otros puedan salvarse y descubrirse amados por aquel que nos ama desde la eternidad.


  No tengamos miedo de dejarnos mover por Dios al ritmo de la zarza ardiente, salgamos de la comodidad, de la monotonía, y salgamos al encuentro de la vida.


                                                                    Hna Maura Aranguren (Venezuela)
volver