La fuerza que nos une y moviliza a hacernos cargo de la realidad en la que vivimos, escuchando los clamores que de ella surgen, construyendo Reino.
La experiencia de Dios nos va convirtiendo en personas humildes con entrañas de misericordia, emergiendo audacia profética para servir a los pobres con caridad ardiente.
¡Abrámonos al gozo de nuestra pertenencia al Carisma!
¡La fiesta fortalece las raíces!