Los pobres y la tierra claman consuelo.
El documento “Los pobres y la tierra claman consuelo”, fruto de un largo proceso de reflexión, estudio, oración e investigación para responder a la prioridad capitular, fuerte llamada del Espíritu, a salir a los más desfavorecidos.
En esta dolorosa y compleja situación que vivimos la humanidad, de manera sorpresiva el Señor nos abre a un nuevo horizonte y nos confirma en la necesidad y urgencia de una conversión integral. Es el despertar de la conciencia; la apertura del corazón al dolor del otro, con nombre y rostro, sintiéndolo como parte nuestra; nuevas relaciones con el entorno, con el planeta, con los hermanos, con nosotras mismas; abrazar realidades más amplias, universales y complejas.
lla tierra es un ser vivo, que busca su equilibrio vital, que necesita descansar y desintoxicarse. El virus nos ha obligado a parar, a detener las actitudes consumistas, agresivas y devastadoras contra la tierra. Al bajar el ritmo acelerado de nuestras prisas desenfrenadas, el planeta ha podido respirar.
El clamor de los pobres es cada vez más desgarrador y las consecuencias de nuestra indiferencia cada vez más evidentes. La tormenta es igual para todos, no distingue clases sociales, pero las barcas en las que intentamos atravesarla no están equipadas en forma equitativa.
Urgen la escucha, la responsabilidad social, la solidaridad, el cuidado de la tierra, el compromiso de remar juntos en la misma dirección: el bien común mayor. Estas son las intuiciones claves del documento que viene a ayudarnos a fortalecer la dimensión social del Carisma haciéndonos cada vez más conscientes de su riqueza fundante y actual.
(Del comunicado del Gobierno General a la Familia Consolación. 29 abril 2020)